MIJAIL EFIMOVICH KOLTSOV (IVÁN VADÍMOVICH, A LA ALTURA DE LAS CIRCUNSTANCIAS)

Kiev-Ucrania, 1898-Moscú-Rusia, 1938
Natural de Kiev, M.E. Kolsov cursó estudios secundarios en una Escuela Real de dicha ciudad. Ingresó más tarde en el Instituto psiconeurológico de Petrogrado. Empezó su actividad literaria durante sus años de estudiante. Pronto alcanzó gran notoriedad como periodista y como escritor de relatos y novelitas sobre temas de actualidad candente. Se distinguió, asimismo, por sus relatos literarios sobre escritores como Gorki, Lunacharski y otros. Dirigió la revista "Ogoniok" entre 1932 y 1938, así como dos revistas satíricas; "Chudak", entre 1928 y 1930 y "Krokodil", entre 1934 y 1938. "Iván Vadímovich, a la altura de las circunstancias", pertenece a los relatos escritos por su autor en 1933


IVÁN VADÍMOVICH ENTIERRA A UN CAMARADA
-Vayamos un poco más despacio. Los zapatos me aprietan y nos queda mucho camino por andar. Sí... dolorosa historia. A primeros de mes aún estuvimos juntos en las sesiones de la Comisión reguladora de los precios de coste. Antes de pronunciar su informe estaba un poco nervioso. ¡No se alegró poco al ver que le había salido bien! ¡Cómo iba a imaginarse, el pobre, lo que le esperaba dos semanas más tarde!... ¿Quién será el que va delante, al lado del féretro? ¡Caramba, si es Kondakov! ¿Está aquí en representación del Presidium o como particular? Sólo he hablado con él por teléfono. Personalmente no le había visto nunca. Es joven todavía... No está mal ser miembro del Presidium a su edad... En los últimos tiempos se ha abierto camino gente completamente nueva. Son personas desconocidas. Se dice que están sacando a muchos de los cargos del Partido y los colocan en la producción. Con muchos honores... Es posible que haya muerto a tiempo. En la Junta consultiva del Comisariado empezaba a tener muy mal cartel. ¿Que había tenido roces conmigo? Mentira pura. No me ha estorbado nunca. Cuando me enteré de su muerte, me quedé petrificado. ¡Qué mentira! Sé quién se lo ha dicho. Se lo ha dicho Krugliakovski. No me lo discuta, no. Está claro: ha sido Krugliakovski. No comprendo por qué difunde semejantes rumores. Ya es el tercero que me lo dice. Tendré que hablar con él... ¡Si estoy en el crematorio por primera vez? No, ya es la tercera. Estuve por primera vez cuando murió un empleado de nuestra oficina, y luego asistí al entierro de Piotr Borísovich. ¿Acaso no estuvo usted entonces? Fue un entierro muy vistoso. Hubo un gentío enorme, coronas, música, un representante del Presidium, banderas. Claro que él mismo nada ganó con todo esto. El ya no lo vio... Al mío no vendrá tanta gente. Aunque según se organice... Mucho depende la actitud de los camaradas... ¡Sí, ya es bastante hermoso! Sobre todo el momento en que el ataúd baja lentamente. ¡Ha ido usted a mirar las estufas, por la ventanilla, en el sótano? Yo tampoco. No comprendo qué espectáculo puede ser éste. Dicen que el cadáver se contorsiona. Me contaron no hace mucho que unos majaderos convencieron a la mujer de un tal empleado a que mirara por allí. Que se extasiara, como si dijéramos, contemplando al marido. Naturalmente, sufrió un ataque. ¡Idiotas!... Yo nunca llevo a mi mujer a un entierro. Es cuestión de principio. Estas no son cosas para las mujeres. Con mayor motivo teniendo el padre anciano... La vida es así, trabajas, echas los bofes, y luego, tenga la bondad, a la caja, y te llevan. Por turno. Como suele decirse: "¿quién es el último? Yo voy tras de Usted"... Lo único que quisiera es que esto me ocurriera a mí rápidamente. Un descarrilamiento de trenes, y sanseacabó... Esa es la hermana de su mujer. Hermosa hembra, ¿verdad? Su marido trabaja en una representación comercial del extranjero o algo por el estilo; así viste ella. Recordadme que os cuente una anécdota de cómo dos hebreos llegaron a Kalinin. Es contrarrevolucionaria, pero tiene mucha chispa. Es curioso, ¿quién inventará todas estas anécdotas?... No, ahora no está bien, llamaría la atención. es mejor durante el camino de regreso... Dicen que tenía el corazón dilatado hacía ya mucho tiempo. No se cuidó, y ya ven el resultado. Yo le comprendo perfectamente. Lo mismo ocurrirá conmigo... No, yo no tengo ninguna enfermedad semejante; pero a veces, por ejemplo, en el apogeo de una fiesta, las manos empiezan a picarme de modo terrible. ¡Es algo increíble! No hace mucho me ocurrió en el teatro. quería irme sin esperar a que terminara el acto. pero luego me pasó de repente... ¿Los médicos? ¿Acaso sacas nada en limpio de ellos? El profesor Segalovich dice: procure no rascarse, son los nervios. ¡Qué explicación es ésta! Yo necesito saber qué consecuencias puede tener el picor, qué me amenaza. La salud personal me preocupa poco, pero yo soy una partícula de algo, llevo sobre mis hombros una gran institución. Le pregunto al profesor qué dieta he de seguir, qué he de comer y qué me está prohibido. Me responde: "Esto no tiene importancia." ¡Para ellos, nada tiene importancia! Hay dos profesiones absurdas: la de médico y la de inspector. Tendrían que ponernos al abrigo de toda enfermedad, pero resulta que sirven para atormentarnos. Menos mal que yo me impongo cierto régimen. Observo los días de descanso y tomo un baño de agua tibia después del trabajo. Además, les recomiendo otra cosa: no fumar antes de comer. Yo no lo hago, por cuestión de principio. ¡Es muy importante! Este año pienso tomarme las vacaciones un poco antes. ¡Adónde piensa ir usted? Yo volveré a las costas del Sur. Recordadme sin falta que os cuente una anécdota acerca de tres damas en la playa... Sí, es muy triste, muy triste... Lo importante es que se trataba de muy buena persona. Nunca hizo daño a nadie. ¡Sabe usted? No le gustaba fastidiar a la gente, n tenía el deseo de subir a costa de otros. ¿A quién nombrarán en su lugar? No sé... Oficialmente no lo sé, pero bajo rigurosísimo secreto puedo decirles que a Sventsianski. Ya está resuelto. Sí... yo mismo me quedé sorprendido. Incluso di un pequeño resbalón: felicité a Miátnikov, dando por un hecho su ascenso. Lo interesante del caso es que Miátnikov no lo negó. Se sonrió sin comentarios... En el último instante soplaron otros vientos. Se dice que exigieron un hombre enérgico, expeditivo, en condiciones de dirigir personalmente el trabajo práctico. El caso es que a Miátnikov habrían podido ponerle un ayudante especial con vistas al trabajo práctico. Al fin y al cabo Miátnikov es una figura... ¿Qué hace usted pasado mañana? Venga a verme, sí, sin falta... Nada de particular, nos reuniremos unos camaradas para pasar el rato. No hemos celebrado el estreno del nuevo piso y esto servirá en cierto modo de celebración. Estaba señalado para hoy, pero lo hemos aplazado debido al entierro. Resultaba un poco violento. Alguien podía haberse ido de la lengua y luego todo habrían sido comentarios: no podían haber elegido día más a propósito para francachelas... Puede llegar un poco tarde. Será todo gente de confianza. Serguéi Solomónovich ha prometido no faltar... Mandan mucha gente a las secciones políticas... Yo mismo de buena gana iría, pero no me admiten por cuestiones de salud. Les he presentado un papel del médico, y así que lo han visto, sin leerlo detenidamente ni nada, han dado por zanjado el asunto. Hasta siento haberles llevado ese papel... ¡Estos zapatos hoy van a acabar conmigo! Vayamos más despacio, nos rezagaremos un poco. Detrás viene mi coche. Descansaremos y otra vez caminaremos con brío al llegar al crematorio.

IVÁN VADÍMOVICH EN LA LÍNEA DE FUEGO

-Camaradas, he escuchado atentamente el debate. Si a esto se le puede llamar debate... He estado escuchando y por poco me duermo. ¡Sí, camaradas, casi me he dormido! Y pregunto: ¿a qué vienen otra vez estos inacabables razonamientos acerca de las materias primas,del combustible, de la mano de obra y de las tarifas? De todos ellos, de todos estos razonamientos, sólo queda claro una cosa, y es que la fábrica Lazarievskai no ha cumplido el plan. No lo ha cumplido, eso es. No lo ha cumplido en el cuarenta y seis por ciento. ¡Este es el hecho fundamental! ¿Qué significado tiene este hecho? Los que estamos aquí, en la Dirección, ya somos mayorcitos... Ante ustedes, camaradas, no voy a extenderme en tiradas demagógicas. No voy a meter ruido quejándome de que los obreros se quedan sin nuestra producción, de que las cooperativas rurales, con sus estanterías vacías, dirigen hacia nosotros sus miradas de duro reproche... de que no hemos cumplido en encargo para el Ejército, para nuestros valientes soldados, y así sucesivamente... Ustedes ya son personas mayores y no hay por qué hacerles perder el tiempo con estas cosas del dominio público. Yo voy a hablar de otra cosa. ¿Saben ustedes lo que significa no cumplir en un cuarenta y seis por ciento? ¡Ustedes no leen los periódicos! ¡Ustedes, camaradas, se pierden en la maleza de los asuntos de trámite cotidiano! Yo leo los periódicos y puedo comunicarles lo siguiente: en la Dirección general de materiales para la construcción se han recibido cuatro amonestaciones severas por no haber cumplido el plan en el once por ciento. ¡El once por ciento! ¿Cuál es el nuestro? El Comité para la industria del cristal ha sido liquidado por no haber cumplido el plan en el veinte por ciento. En la Distribuidora de percalina ha sido destituido el presidente, con amonestación severa, y han sido excluidos del Partido el gerente de la producción y su vice. En la Loza rusa, por el tres por ciento, han dejado sin vacaciones a toda la dirección. En la Unión de industrias del metal ha habido una exclusión, cuatro destituciones y a dos de sus dirigentes se les ha incapacitado para cargos de responsabilidad. ¿Qué? ¡Es justo! Antón Fridríjovich completará lo que digo. Allí mismo han disuelto el comité de célula del Partido y se ha dispuesto que se proceda a una depuración de cargos al margen de lo planificado. ¡Depuración al margen de lo planificado, camaradas! ¡Al mar-gen de lo pla-ni-fi-ca-do! En Industrias de la grasa, tres miembros de la dirección han sido entregados a los tribunales, el vicepresidente ha sido destituido, el presidente, destinado a otro puesto... ¡Para qué hablar de Industrias de la grasa! A los propios Comisariados se les da en la cresta. Lean ustedes los periódicos. ¿Creen acaso que con nosotros se andarán con contemplaciones? ¡De ningún modo! ¡No se andarán con chiquitas! ¿Qué se nos propone aquí? ¿Sustituir a nuestro delegado en la fábrica? ¿Lograr que se nos faciliten materias primas en mayor cantidad? ¿Mejorar el sistema de premios? ¿Nombrar un nuevo director? ¿Instituir un cuadro de honor y un cuadro negro? ¡Candideces! ¡Ridiculeces, camaradas! No puede haber proposiciones más cándidas y ridículas. ¿Para qué cerrar los ojos a la realidad? ¡Que uno de los presentes nos diga si al finalizar el trimestre habrá cumplido la fábrica, aunque sólo sea el cincuenta por ciento! Nadie de nosotros puede garantizarlo. La situación es difícil. Cualquier medida parcial significa miopía, implica un doble peligro... Hay que obrar con decisión, con audacia, y, además, con miras de largo alcance. ¿Qué propongo yo? Transformar la fábrica Lazariévskaia, darle otro nombre, en una palabra, convertirla en un combinado. Sí, en un combinado, y si quieren ustedes, en un trust. ¿Qué? ¡Por qué no! Lejos de la capital existen trusts aúnmás pequeños. La convertimos en trust de categoría regional. Olga Maximovna, busque en el archivo. Ha de haber algún papel del Comité regional de Ivánov. Creo que de comienzos del año pasado. Entonces nos pedían que pusiéramos la fábrica bajo la administración regional. Nos negamos rotundamente. Pero ahora, ahora aceptamos categóricamente. ¿Qué? Yo no les he interrumpido a ustedes. Tengan la bondad, pues, de escuchar a su presidente también sin interrumpirle. La del centro para que no se inmiscuya en la labor directora de la organización local. Dejamos al Comité regional que nombre a un nuevo director o confirme el que tenemos. Esto ya es cosa suya, ¡y que respondan ellos! Y lo más importante es excluir inmediatamente la fábrica de nuestro plan centralizado de financiación industrial... No es difícil adivinar que de este modo en seguida se modifica el tanto por ciento de lo cumplido. Hay que separar lo malo de lo bueno. Tal es el sentido de la propuesta. ¡Que lo bueno responda por lo bueno, y lo malo, por lo malo! cercenamos la parte engangrenada del organismo y le damos la posibilidad ya de morir, ya de sanar, en condiciones de aislamiento absoluto. Que el comité regional dirija la fábrica, que la oriente a la gente del Partido, que corte y raje por los ano. ¿Qué culpa podemos tener nosotros? ¡La fábrica no está en Moscú!... ¡Pero hay que obrar ahora mismo, en seguida, inmediatamente! Hay que actuar con la máxima diligencia. Faltan cinco semanas para terminar el trimestre. Que cuando se pongan a examinar los resultados trimestrales estemos ya al margen... ¿Qué? ¡No es cuestión de astucia, sino de sensatez, mis queridos camaradas! ¡Hay que tener cerebro! ¡Ce-re-bro! Sobre los hombros tiene que estar hirviendo la caldereta. ¡Sin caldereta hace mucho tiempo que estaríamos friendo espárragos, estimados camaradas!

IVÁN VADÍMOVICH ES AFICIONADO A LA LITERATURA

-¿Sholojov? Lo he leído, claro. No todo, pero lo he leído. No recuerdo concretamente qué, pero lo he leído. ¿Acaso es suyo "El Don apacible"? Cómo no, lo he leído. En realidad lo he hojeado, le he dado un vistazo... ¿Comprende usted? No basta el tiempo para leer todas las líneas. Además, a mi juicio ni hace falta. A mí me basta pasar la vista por una página ya capto la esencia. Me he acostumbrado leyendo informes... Pero en general, ¡hasta qué punto es flojo lo que todos escriben! No hay ímpetu. Falta profundidad... No comprendo a qué se debe. Pues no será por escasez de medios. ¡Su usted supiera en qué condiciones los colocan" Buenos honorarios, casas de descanso, temporadas libres para que escriban, viajes pagados... Además, sin ninguna responsabilidad, sin planes de financiación industrial. Si a mí me pusieran en estas condiciones, aunque sólo fuera medio año, qué de cosas no escribiría. ¿Datos? ¡Qué significa esto de datos! Si el Partido te coloca en una determinada esfera de actividades, en la literaria, y te dan la posibilidad de trabajar sin Comisión inspectosa, sin revisiones, sin este tira y afloja de nervios, escribe una novela y aún puedes dar las gracias encima. El sin Partido, naturalmente, ha de poseer talento. Pero también a él el Partido le ayuda... ¡Fádeiev? Cuál, ¿el leningradense? ¿Que sólo hay uno? a mí me parecía que eran dos... Por lo general es gente un poco extravagante. No tienen idea de lo que es organización... Cuando aún teníamos a Maiakóvski, decidí encargar unos versos para conmemorar el aniversario de la fecha en que se fusionaron la Dirección general de la porcelana y de la loza y la Unión de distribuidores de artículos de alfarería. Llamo por teléfono, pregunto por Maikóvski. "Se ha ido por seis semanas". Vuelvo a preguntar quién le sustituye, y me responden que nadie. ¡Qué significa, nadie? El hombre se ha ido por seis semanas y no ha dejado a nadie en su lugar... ¡Acaso cree que es insustituible? ¡En nuestro país no hay nadie insustituible! Luego llamé un par de veces. En pleno día nadie acude al teléfono. En fin , que se suicidó. A esta gente no le pongas el dedo en la boca... Hace unos días estuve en el Mossoviet 1. Imagínense que se presenta uno de esos individuos y pide una dacha. ¡Si hubieran visto cómo hablaban con él! "Lo sentimos mucho, pero ahora no tenemos dachas. Lo sentimos mucho, tendrá usted que dirigirse al trust de destrucción de dachas..." Cuando se hubo marchado, pregunto: ¿por qué "lo sentimos mucho? ¿Acaso no puede comprarse una dacha a través de una cooperativa? Esta gente gana el dinero a espuertas. ¿Las ediciones de la "Academia"? Las colecciono todas. ¡Qué cultura! Todas encuadernadas en satén con dorados... Dicen que hay además ejemplares numerados, de cabritilla o algo así. ¡Son libritos maravillosos! "La cabra de oro de Apuleyo", o algo por el estilo, es espléndido. O tome usted a Boccacio. ¡Un maestro dela palabra! Con qué arte sabía esta gente presentar las obscenidades. Con tanta finura, con tanta delicadeza, que no hay manera de ponerles peros. ¿"El torrente de hierro"? 1. ¡naturalmente! Ya lo leí en el gimnasio, antes de la revolución. Es uno de los libros en que me he formado políticamente...


1. "Soviet de Moscú" o Ayuntamiento de Moscú (N. del T.)
1. Obra cumbre de A.S. Serafímovich (1863-1949), escrita después de la revolución entre 1921 y 1924 (N. del T.)

IVÁN VADÍMOVICH ATIENE A SUS INVITADOS

-¡Pero qué os pasa muchachos! No lo entiendo. ¿Qué prisa tenéis? ¡Quedaros un poco más! Piotr Ilich, tú eres el culpable de todo: "He de levantarme temprano, he de levantarme temprano". Y los otros han seguido tu ejemplo. En último término podríamos enviar a a dormir a Piotr Ilich y los demás continuaríamos la tertulia. Calentaríamos otra vez el té. Han quedado bocadillos, vodka, dos botellas de vino. Lo único que se ha acabado es el aguardiente de serba. Nikita es muy aplicado. ¡Viva, por Nikita! Tan seriote en el trabajo, y aquí con qué ternura ha estado haciendo la corte a la botella. ¡Aquí tenéis la fuente d ela energía juvenil! Pero Nikita, por favor, no seas niño. ¡No te sonrojes! Si haces muy bien: decidido y sin rodeos. Es una pena que se instituyera una Sección especial para el aguardiente de serba. Naturalmente, el administrador sería Nikita. ¡Permítame, ya iré a buscarle el abrigo!... ¡No faltaba más, con mucho gusto! Como suele decirse, nosotros somos sus anfitriones y ustedes son nuestros huéspedes. ¡Aniuta! ¿No oyes? Iliá Grigórievich quiere despedirse de ti. ¿Que se ha fatigado? ¿Quién? ¿Aniuta? ¡Que va! Mi Ana Nikoláievna, mi Aniuta, es una mujer de muchos bríos, un dechado de esposas. No es tan fácil rendirla. ¿Qué? Hagamos una apuesta, vengan cada cía. Aunque nuestra casa es modesta. Ana Nikoláievna les pondrá siempre un plato y un vaso en la mesa y les acariciará... Pero mujer, lo digo en sentido figurado. Tu virtud está más allá de toda sospecha. Si bien... ¿qué te ha estado diciendo al oído toda la noche Zhertunov, en el rinconcito? ¿Te pedía vodka? ¡Ya nos conocemos! Zhertunov, con franqueza: ¿qué le pedías a mi legítima esposa? ¡Qué frescura! ¡Eh? Ha venido invitado, y aprovechando la confianza del dueño de la casa, como si dijéramos, ha seducido a la esposa... En serio, camaradas: venid con más frecuencia. Ahora ya sabéis cuál es elcamino. Para Nikita siempre tendremos una reserva de este aguardiente... ¡Que lo pase muy bien, Antón Fridríjovich! ¡Le esperamos pronto, Iliá Grigórievich! Si abajo la puerta está cerrada, llamen a la izquierda, a nuestro cancerbero. ¡Hasta otra, hasta otra! ¡No falten, de ningún modo! ¡Con más frecuencia!... ¡Uf! ¡Estoy cansado! La verdad es que se han hecho pesados. ¿Qué hora es? ¿Las tres y media? Menos mal que Piotr Ilich ha tenido la idea de hacer seguir a toda la cuadrilla. Si no, habrían sido capaces de quedarse hasta las ocho. Los del piso de abajo han subido dos veces y han prometido quejarse al administrador de la casa... ¡Cómo no comprende esa gente cuando es hora de retirarse! Acostémonos. Para hacerles rabiar, mañana quiero presentarme temprano a la oficina... ¿Qué tal la fiesta? A mi me parece que no ha quedado mal. Svensianski estaba muy contento. Ha dicho Antón Fridríjovich que aún se quedaría si no tuviese que preparar un informe. Claro, él se ha ido por distinguirse, no hay duda... Resulta que podíamos haber invitado tranquilamente a su mujer. No es que le falte a ella su tertulia, pero aquí habría venido de buena gana. Dicen que es es temible... La comida no ha estado mal. tenías razón, ha sido suficiente. Los Piramovi fueron muy listos. Para festejar los cuarenta años del marido compraron en el mercado sencillamente patas de cerdo, cabezas y otra bazofia por el estilo; prepararon jalea corriente y moliente en palanganas y gustó mucho a todos... ¿Digo acaso que ha estado mal organizada? Ha resultado muy agradable, mucho. Sobre todo la ensalada de legumbres. Ha sido una gran idea. Que vean que la comida es casera y que no hacemos como los Morféievich, que tomaron de un hotel camareros y vajilla. para ello podían haber llevado a los invitados al restaurante... Ahora, basta. No invitamos a nadie más hasta mayo. Lo de hoy había que hacerlo. Nos hemos pasado el invierno yendo de visita, comiendo y bebido. Había que corresponder de algún modo... Hemos correspondido, y basta. Si los invitáramos con más frecuencia, comenzarían a decir: "¿con qué dinerillo organizan todo esto?" ¡Pero qué te parece este cachorrillo, Nikita! Nos ha vomitado todo el corredor, el hijo de perra. Falta de costumbre... ¿Que cómo se me ocurrió invitarle? Pues porque hacía falta. Tú, Aniuta, no tienes olfato político. No olvides que Nikita es el secretario de la célula del Komsomol. Hasta ahora no daba tregua a la lengua, hablando de relaciones familiares y unión conyugal. ¡Que se atreva a levantar el pico! Por la misma razón he traído a Zhertunov y a Karasévich... ¡Es un canalla, este Karasévich! Ha venido como si nos hiciera un favor. Pero luego, cuando ha visto que Sventsianski estaba aquí y bebía, en seguida se ha puesto como un guante. es un tío de cuidado. ¡Y cómo miraba sus discos de gramófono Salomeia Márkovna! "¡Cuidado, que no se rompan; en Moscú no hay otros como éstos!" Parecía una serpiente. Supongo que cuando había que recoger la vajilla de la mesa no tenía miedo de romperla. Que la sirvienta retire los manteles. A propósito: ¿qué manera es ésta de quitar a los huéspedes los platos de las manos? Aún no han acabado de comer y ella ya los retira. Además, ¿qué le estaría contando tu madre a Zhertunov?... Lo tengo pedido miles de veces: ¡que no hable con los invitados! Que cierre la boca o que se vaya a dormir a casa de Nadiezhda. Seguramente otra vez le ha llenado la cabeza hablándole de cómo obsequiaba antes a los invitados. Date cuenta de que la gente interpreta las cosas a su modo. El le pondrá buena cara, se sonreirá y luego sembrará cizaña hablando de ambiente pequeño burgués... está bien, no vamos a discutir; esto es viejo como el mundo. ¿Te has dado cuenta de qué modo Piotr Ilich se ha llenado los bolsillos de mandarinas? A mí sólo me ha hecho reír. Pero luego Sventsianski tenía muchas ganas de comerlas y no había. Piotr Ilich estaba al lado y a mí me ha dado tanta rabia que a duras penas he logrado contenerme. Llamas ala gente, la invitas de todo corazón, la tratas comos e tratas los verdaderos camaradas, y luego echan mano de las mandarinas como si estuvieran en una cooperativa cualquiera.

IVÁN VADÍMOVICH REPARTE

-¡Permítanme, no me interrumpan! Repito que todas cosas han de hacerse bien y con conocimiento de causa. Sin conocimiento de causa no se llega a ningún resultado. ¿Han recibido ustedes de la fábrica Kudriáshevskaia los primeros cuarenta juegos de mayólica? Bien. ¿Que son modelos de nueva producción? Muy bien. ¿Que están hechos con mucho arte? Perfectamente. ¿Que han pensado ustedes distribuirlos? Magnífico. ¿Que han elaborado un plan de distribución. Gracias. Ustedes nos han dado a conocer el plan. No sirve para nada. ¡Pa-ra na-da! Diez juegos al Comisario de la alimentación, cinco a la Unión de cooperativas, ocho a la República Federativa Rusa, cuatro a Ucrania, tres a Bielorrusia y otros tantos a Transcaucasia; uno a Uzbekistán... Dos juegos a cada Comité Central de sindicatos para premiar a los mejores comedores y a los obreros de choque... ¡Cuánta rutina! ¡Qué aburrimiento, qué infantilismo! ¡Acaso es posible desvirtuar de tal manera las cuestiones? ¿A qué comedores y a qué obreros de choque van ustedes a premiar con estos juegos de mayólica les pregunto yo? ¡Se lo pregunto!... Ustedes mismos dicen que cada juego consta de doce tacitas, doce platitos, una tetera, una lecherita, una azucarera y un recipiente para agua. ¿Encontraréis por ventura ningún comedor al que le basten doce tazas? ¿Hallaréis acaso ningún obrero de choque que pueda sentar a su mesa doce personas? Ustedes no conocen a la clase obrera, se lo digo yo. Para las instituciones, vuestros juegos de mayólica son pequeños; para un trabajador, son demasiado grandes. Objetos semejantes no se distribuyen así. No salgo de mi asombro, la verdad. Hace tres años que están ustedes bajo mi dirección y no adquieren nuevas luces. todas las cosas han de hacerse buscando la máxima eficiencia. La distribución es un cálculo, compréndanlo. La distribución es un cálculo de todos los aspectos que han de ser tenidos en cuenta al ser realizada. ¿Está claro? Tomemos nuestro caso concreto: ¿qué es la mayólica? Ante todo es caolín. Bien. ¿Quién es el presidente de la Distribuidora de dicho material? Petujov, es cierto. Entonces escriban a disposición d l camarada Petujov y para el uso que él estime conveniente, cinco juegos. Que sepa, que perciba el porqué nos da el caolín, para qué lo da... Es mejor ocho, no cinco. O mejor aún, seis. ¿Han escrito seis? ¿Cuántos quedan? Treinta y cuatro. está bien. ¿Qué es, además, la mayólica? Es combustible. Escriban: ocho juegos a disposición personal de los dirigentes de las organizaciones encargadas del combustible. Por indicación de Piotr Ilich. Sigue luego el Comité de la vajilla rota. Pongan para él cuatro juegos. Al vicepresidente, a dos vocales y al administrador, para que nuestros papeles no se pierdan. ¿Al presidente? No suele ir por allí. Este no es su trabajo fundamental... Está bien, pongan cinco para el Comité de la vajilla rota. Sigamos... ¿Qué? Zheltunov siempre tiene ideas prácticas: dejemos dos juegos para el Bando del silicato. ¿Qué? ¿A qué opinión pública se refiere? ¡Ah, la prensa! Es justo. Muy sensato. escriban: para la redacción del periódico "Proporcelana", dos juegos; no, tres. Uno para la redacción misma; otro personalmente para Pleshajov; el tercero, personalmente a Okachurian... En estos juegos hay que grabar alguna cosa. Algo así como "A los paladines de la autocrítica en el frente arcillomayólico"... ¡El "Alfarero rojo"? No va a reventar por quedarse sin luego de té. Un periodiquillo sindical. ¡Valiente cosa!... Bueno, bueno, suelten uno... ¿Cuántos quedan? ¿Sólo quince juegos? ¿Pero dónde se han metido los otros? La verdad es que se escurren entre los dedos que da gusto... A quién, ¿a mí? ¿Un juego para mí, personalmente? ¡Se han vuelto ustedes locos! ¿Qué pinto yo en todo esto? ¡Para qué quiero yo estos cachorros!... De ningún modo, déjenlo... ¿Y por qué a mí solo? Antón Fridríjovich tiene numerosas familia. Lo necesita más que yo. Y además, los otros miembros de la dirección. Bueno, anotemos, pues, seis juegos a la dirección. Y para usted, Olga Maxímovna, anótese uno. Usted es la trabajadora de nuestra comunidad, en su calidad de secretaria responde usted de demasiadas cosas para que podamos considerarla como mero instrumento técnico... ¿Cuántos quedan? ¿Ocho? Realmente, poquitos... Y no sería mejor, camaradas, para evitar todas esas conversaciones malintencionadas acerca de autoabastecimiento... ¿no sería mejor sacrificar unos dos juegos más? Para la célula del partido y para el comité del sindicato local. Olga Maxímovna, anote dos. Dénselos con el mismo dibujo, para que no se peleen. Los seis juegos restantes déjenlos en reserva. Vayan ustedes a saber lo que puede ocurrir. Que viene una comisión revisora, que conviene conmemorar el aniversario de alguien o que nos encargamos de algún apadrinamiento... Los guardamos. ¡No tenemos por qué despilfarrar objetos de valor!

IVÁN VADÍMOVICH DE CARA A SU DESCENDENCIA

-¿Por qué encierran entre paréntesis todo el polinomio? Equis al cuadrado más dos equis, menos ocho al cuadrado... ¿Qué? Yo digo: divides el término mayor del dividendo por el término mayor del divisor y... Espera... Y el dividendo lo restas del producto. Es decir, al contrario: el producto lo restas del dividendo. ¿Qué he dicho?... Perfectamente del dividendo. En este caso el término mayor del resto no se divide por el término mayor del divisor... Espera... Sí. ¿Qué solución? ¿En enteros? ¿Sin quebrados? No, aquí hay algo, una cosa equivocada. Quizá en el libro de problemas. Pruébalo. Pietka. Divídelo otra vez. Te lo haría yo mismo si tuviera un segundo libre. Ahora tocará el claxon del automóvil abajo, viene a buscarme para la reunión... La verdad, Pietka, te quejas sin razón. Para vosotros, ahora, estudiar es un juego. ¡Si conocieras la escuela de nuestros tiempos, de la époza zarista. ¡Qué pesadilla, qué espanto!... Ahora a vosotros poco os falta para escupir a la cara del maestro. En nuestro tiempo, a los maestros les teníamos miedo. ¡Eran unos verdaderos tiranos, Pietka!... Les llamábamos caldeos. ¿Quién os enseña matemáticas? Algún muerto de hambre con una blusa a lo Tolstoi, raída; cobra cien rublos al mes, se pasa la mitad del día en las colas... Imagínate lo que ocurría en mi tiempo. Teníamos de matemáticas a Nikolái Arisárjovich Schmiguelski, consejero de Estado, con uniforme azul, lentes de oro y una barba que le olía a agua de colonia. Los domingos salía con espada, el miserable. Los niños estábamos entusiasmados. Cuando uno así te saca al encerado para explicar el binomio de Newton, tienes la impresión de que estás al servicio del Estado. El padre Oleandrov nos explicaba religión... ¡Qué odioso era también! Llevaba sotana violácea, que hacía agradable ruido al andar; tenía la barba muy bien cuidada, aterciopelada la voz... Con ese hijo de perra yo siempre era el primero en catecismo... Eso era un librito que escribió el metropolitano Filaret. Contenía los dogmas y la moral cristianas en forma condensada, sin admitir dudas ni interpretaciones. Es una enorme tontería. ¡Aún la recuerdo de memoria, de cabo a rabo!... Yo, Pietka, a pesar de las duras condiciones de la escuela zarista, fui el primer alumno en todas las clases, y acabé el gimnasio con medalla de oro. Esto me ha dado bagaje cultural par ala revolución, y ahora para el trabajo creador. Tú tienes que estudiar más. ¿Un "Buik"? ¿Qué "Buik? ¿Por qué no tengo un "Buik"? ¡Qué manera es ésta de saltar de una cuestión a otra! ¡Para qué quiero yo un "Buik"! ¡Acaso es malo, el coche en que viajo? ¿Vitka presume de "Buik"?, no tiene nada de particular. Su papá es miembro del Presidium, y para el Presidium han recibido cuatro "Buiks" nuevos... ¿Por qué no soy miembro del Presidium? Como si fuera tan sencillo. estas cosas aún no puedes entenderlas, Pietka. Llegará el día en que también yo seré miembro del Presidium... ¿te ha invitado a dar un paseo en el "Buik"? De ningún modo, ¿oyes? ¡Te lo prohíbo! No debes hacerte pesado. El papá de Vitka se enfadaría, y yo no quiero tener líos con él por tu culpa. ¿Es que te ha invitado a dar un paseo su padre? ¡No hay quien te entienda! Quién te ha llamado: Vitka,o el papá de Vitka. ¡Quítate el dedo de la nariz! Estoy hablando contigo y te metes media mano en la nariz. ¿Te ha dicho: "Os llevaré a los dos a dar un paseo en coche? ¡Ve sin falta! ¿Qué más ha dicho? ¿No te ha preguntado por mí? ¿Nada, nada? En verdad, eso está bien. ¿Y tú, qué le has dicho? ¿No le has dicho nada? ¿Es que te has quedado mudo? Ha hablado contigo el padre de tu camarada, y tú te te callas como un alcornoque. Haz memoria. Quizá le has dicho algo. ¿De qué piso has hablado?... ¿Le has dicho así, como suena: "su piso no vale nada, el nuestro es mucho mejor?" ¡Idiota! ¿Quién ha preguntado tu opinión? ¿Por qué sueltas la lengua y creas una impresión errónea acerca de mí? ¡Aniuta! ¿Oyes cómo nuestro querido hijito habla con la gente? ¡Te equivocas esto te importa mucho! El niño crece como un degenerado, dice a la cara de la gente monstruosidades. ¡Esto ha de importarte a ti! Corro todo el día de un lugar a otro, como un pobre diablo, me consumo trabajando, no duermo por las noches pensando en cómo hacer mejor las cosas ¡y resulta que en mi propia casa, mis propios hijos me clava una puñalada trapera! Te exijo que dediques una hora a Pietka, explícale de manera muy elemental qué cosas debe decir y cuáles debe callar, si quiere a su papá y estima en algo a su familia. O no, será mejor que yo mismo lo haga. a veces no tienes tú más seso que Pietka. ¿Cuando te llevará a pasear en coche?... Está bien. Pues la víspera, Pietka, hablaremos los dos un ratito. Tú y yo, Pietka. Ya no eres un niño pequeño y estás obligado a ayudar a tu padre en algunas cuestiones.

IVÁN VADÍMOVICH EXPLICA UN SUCESO

-¿A quién, a mí? Lo ha soñado usted. ¿En el teatro de Cámara? No voy nunca a este teatro. ¡Ni siquiera sé donde se encuentra! ¿Cuando fue?... A finales de marzo no podía tener ni una noche libre. Dirijo un círculo de estudios políticos, estábamos en las clases finales. Y en la oficina terminábamos el balance anual. No había posibilidad física de que estuviera yo allí... ¿A dos pasos de mi casa? O usted se engaña o, simplemente, me está tomando el pelo. ¡Sí, hombre! Ya conocemos estas bromitas!... ¿En el ambigú, delante de usted? ¡Que estaba sentado? ¿Bajita? Pero si yo en caso de... sólo con altas. ¿Mi voz! Seguramente habría usted empinado el codo. ¿Que yo dije: Experimente mis fuerzas? ¿Acaso es verosímil, que yo pudiera decir semejante vulgaridad? Bueno, bueno, a otro perro con ese hueso. A lo mejor era un doble mío... Bueno, está bien... se lo contaré. Pero se lo ruego muy seriamente; ¡una tumba! ¡Ni una palabra a nadie! Una tumba cerrada y sellada. Para usted esto es una broma, pero a mí podría costarme caro... Yo mismo deseaba aconsejarme con usted... Pero se lo suplico: ¡u-na tu-u-um-ba! ¿Ella misma? Nunca en la vida se le ocurrirá contarlo. en este sentido es una mujer ideal: no suelta prenda a nadie. Sencillamente, por su propio bien... Sí, en la reunión abierta de la célula. Resulta que hace ya más de un año que trabaja con nosotros, pero en la sección planificadora, que está en otra calle. Un tonto interviene preguntando por qué Kovzhukov, a diferencia de otros choferes, recibe vacaciones complementarias y bonos para víveres, por ser mi chofer... Espero a ver si alguien rebate esas manifestaciones demagógicas. Nadie se ocupa de ello, todos los oradores balan de otros asuntos. Ya me disponía a presentar una aclaración de los hechos, yo mismo, cuando hace uso de la palabra ésta... Bueno: Galia. Habló muy tranquila, con acierto. "Yo no soy miembro del Partido, dice; pero estoy sorprendida de que al examinar un problema de tanta importancia como es el de abastecimiento de comestible, de diferencias de abastecimiento de bonos. No comprendo por qué (añade) se permiten lanzar ataques completamente injustificados contra nuestros camaradas dirigentes". No fue muy oportuna hablando de la responsabilidad personal y de la nivelación de salarios, pero no importa. Dijo que que a quien se exige mucho, hay que darle más que a los otros. Como a Kovzhukov se le confía un trabajo de responsabilidad: conducir en automóvil a Iván Vadimovich, es lógico que... y así sucesivamente... Terminada la reunión, salgo a pie y por casualidad alcanzo a Galia. Charlamos en general de lo formidable que es nuestra época y de lo interesante que es trabajar; no dijimos ni una palabra acerca del incidente. La acompañé, aunque sin llegar hasta su propia casa para que no se hiciera demasiadas ilusiones. Luego un par de veces más. Bueno, usted ya lo sabe. En mi institución ni siquiera miro a nadie. Me atengo a un principio: donde comes no... De todos modos me doy cuenta de que la propia joven se mete... Al fin y al cabo yo tampoco soy de piedra. Pedí su expediente personal. Estas cosas no las hago a tontas y a locas, para que todo el mundo adivine. Como muestra de interés por el personal, señalé catorce nombres en la lista de los empleados de las oficinas y pedí me enviaran la documentación para que pudiera examinarla. Entre los otros expedientes figuraba el suyo. Veo por los datos biográficos que todo está en orden. Trabajó varios años en una casa de niños, luego en el transporte, en nuestras oficinas es instructora de planificación... Mi mujer había ido a visitar a sus parientes. total, que nos encontramos. Figura como casada, pero no vive con el marido. Lo magnífico es que tiene una habitación independiente por completo. La puerta da al pasillo, pero junto a la salida a la calle. Lee mucho: Zweig, las cartas de la esposa de Tolstoi a su marido, a Kongan en el original. Está suscrita a la Pequeña enciclopedia Soviética. Además, usar opa blanca excelente. ¿Sabe usted? esto también tiene su valor. también yo me mantuve a la altura. Me dijo... esto es una tontería, naturalmente... sólo procuro que usted se forme idea... mi dijo que hay en mí mucha fuerza primitiva... Pero, ¡por favor! ¡Ni una palabra a nadie! ¡Sea usted una tumba!... En el teatro de Cámara estuvimos antes de eso. Una semana después de la reunión de célula... Ella quería ir al Gran Teatro, pero me negué, amable aunque con firmeza. En el Gran Teatro todo quisque podía vernos. Aún hubo una cuestión importante: tenía miedo de no pescar alguna cosa. Al fin y al cabo soy un hombre de familia. Incluso tomé precauciones... Resulta que era una tontería. No había el menor peligro. Ella misma me dijo que desde hacía cuatro meses nadie, absolutamente nadie, había estado con ella. La creo de buena gana... Tiene de agradable que no pide nada. "Tengo conciencia de la distancia que existe entre tú y yo, y no me importa que así sea siempre." Lo único que se ha hecho ha sido ponerla de secretaria de la sección. En la sala común el ruido le causa dolor de cabeza... Bueno, Kovzhukov le ha llevado víveres un par de veces; yo le he prometido leña. Con algo tiene que encender la estufa... "De ti, me dice, no me hace falta nada, excepto lo que yo misma no puedo obtener..." La verdad es que relaciones así son agradables... Le suplico que no se le ocurra soltar ni una palabra ante Ana Nikoláievna, ¡ni en son de broma! No entiende de bromas, ella lo toma todo en serio. ¡Por lo que toca a esas cuestiones es de un primitivismo extremado!
IVÁN VADÍMOVICH HA PERDIDO EL SUEÑO
-¿Qué hora será¡? Aniuta no creía que tuviéramos ratones. No estaría mal que ahora la despertara, podría oírlos... No, no vale la pena; empezaríamos a charlar y luego sin duda no podría dormirme... ¡Qué mal construyen estas casas de la cooperativa! Se oye absolutamente todo... Un gramófono... Probablemente es en el piso de los Bondarchuk. Es la despedida por haber sido trasladado a un trabajo de dirección en provincias... ¡Y pensar que en primavera por poco yo mismo vuelo a provincias! Me escapé por los pelos... Aunque... También en provincias la gente vive. Habría hecho viajes a Moscú, para asistir a los congresos. en provincias habría montado a caballo... Necesito montar a caballo para adelgazar. Piramov está más grueso que yo. Ya tiene verdadera tripa. A mí sólo me apunta... Antes estaba muy delgado... ¡Cómo me zambullía en el río desde el puente! Ahora no podría... Aunque quizá me zambulliría. El río se llamaba... Sí, Serebrianka... Mañana tendré que responder a Serebriakov: hace ya dos semanas que recibí el cuestionario de preguntas... Serebriakov. También conozco a un Serebrovski. Está en la Dirección General de la industria del oro... Es curioso: Serebrovski ( o sea: "De plata") en la industria del oro... ¡Y si fuera al revés: Zolotovski (es decir: "De oro) en la Dirección General de la industria de la plata?... No tiene chispa. ¡El diablo sabe lo que a uno se le ocurre por la noche! ¡He de dormir!, ¡he de dormir!... Pietka, mientras duerme gime. Y el problema no he sabido resolvérselo. He mentido al decirle que no tenía tiempo... Parece que lo ha adivinado, pero no ha dicho nada... Es ridículo: Pietka aún es un niño y ya me trata con cuidado para no ofenderme. Voy camino de viejo... Pietka tiene un carácter de letra que ya parece al mío. Sería interesante saber cómo será Pietka cuando tenga mis años... Entonces ya habrá seguramente la sociedad sin clases... ¡Diablo, hasta qué punto tengo abandona el círculo del marxismo! Es ya la cuarta vez que suspendo la clase... he de prepararme, he de leer algo. Pronto habrá una depuración... No, ni siquiera vale la pena pensar en ello. Aunque es preferible prepararse de antemano por lo que pudiera suceder. Probablemente Karasevich me atacará... ¿Y si le trasladara a la oficina de Rostov?... ¡Lo adivinará, el canalla! ¡Vendrá expresamente a Moscú para declarar contra mí! ¡Qué odioso es esto: sentir que cerca vive y respira un enemigo! Como un rancajo en el cuerpo. Yo tengo muchos. Si pudiera obtener vacaciones por un año. No, es poca cosa. Por diez años. Incluso por cinco... Como allí, en el Occidente. "Ha declarado que se retira de la vida política..." Es interesante: ¿cómo viviría de no haber sido la revolución? Habría terminado la Facultad de derecho, sería abogado. Probablemente no me habría movido de Penza... ¡Qué sensación más rara, tuve el año pasado, al n¿encontrarme otra vez en bulevar donde, en otro tiempo, besé a Olia! ¿Dónde estará, ahora?... Durante la guerra fue enfermera. Andaba con los oficiales... A mí casi dejó de saludarme. Luego probablemente huyó al extranjero. ¡Qué hermosa era, diablo!... Si no hubiera huido., me habría casado con ella. No habría tenido con quién casarse. De los jóvenes de Penza yo soy el único que he llegado lejos... Yashka Kiprisov ahora se comporta correctamente. Aún no hace mucho que se me mostraba familiar, basándose en que en otro tiempo hacíamos volar las palomas juntos... ¡Con quién habrá hecho volar uno alguna cosa un día u otro!... Hice bien al hablar con él en tono glacial... Otra vez he dejado pasar el invierno sin ir a la pista de patinaje. No he ido más que dos veces... Y me di palabra de ir dos veces por semana... ¡Cuántos propósitos tengo yo sin cumplir! Patinar, no fumar, leer "El Capital", romper con Galia, estudiar inglés, despedir a Kovziukov... Salir al campo con Pietka; bueno, esto es una pequeñez... Dominar la técnica... Dominarme cuando Aniutka me irrita. ¡Cómo no le da vergüenza tratarme con tanta desconsideración! Si me muero, sabrá lo que es bueno. Y ese Antón Fridrijovich, que se le pega como una lapa, no la colocará siquiera de mecanógrafa... todos ellos son amigos hasta cierto punto... Claro, yo también soy bueno.. Cuando expulsaron a Yánushkevich, hice como si no le conociera en la sala de espera. Probablemente se puso furioso. Habrá que invitarle a tomar el té. Aunque a solas, para evitar comentarios... Probablemente le repondrán pronto... ¿Qué pasaría si me excluyeran a mí?... Me pegaba un tiro. Pero no, no me suicidaría... ¿Dónde me metería? Ahora en todas partes quieren personas que dominen la técnica. ¿A qué podría dedicarme? Quizá serviría como asesor... ¿Pero asesor de qué?... No, no me expulsarán. No puede ser. ¿Y si, de repente, me excluyen? Excluyen a muchos. ¿Es posible que todos sean perores que yo?... Si se cuenta hasta mil, según dicen entra el sueño... Uno, dos , tres, cuatro, cinco, seis, siete... ¡Al diablo! Es repugnante... La sirvienta aún no ha regresado a casa... Vive con un komsomol. Hay que decirle que no lo traiga por aquí. Pues sí: ¡sólo me faltaba tener un komsomol en la cocina! De todos modos, no es cuestión de abrirle la puerta del comedor... ¿Si tomara un libro y leyera un rato?...No, Aniuta se despertaría. Sería peor.

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